viernes, 19 de abril de 2013

Fiebre Calvini: Plagas con Botas (II)


 
 
En la Liga española nunca hay jugadores lo suficientemente malos.

En todo barco debe existir un equilibrio, y para que las estrellas deslumbren en la proa, los residuos excrementales deben ensuciar la popa. Con esta metáfora no sólo dejo claro que soy el Gustavo Adolfo Bécquer del balompié, sino que además ilustro a las mil maravillas el contenido de esta sección.

Nos gusta el fútbol cuando es bonito, pero reside cierto encanto en el fútbol horrendo. Fichajes disléxicos, goles fallados a puerta vacía, intentos de regate que se parecen más a un sketch de Los Morancos que a un regate; todo esto se enriquece al paso de los años, como el buen vino, al echar la vista atrás y recordar con una carcajada lo que en su momento nos llenó la boca de exabruptos y el cabello de canas.

Aquí tenéis una nueva entrega de los jugadores más protopatéticos que han pasado por la Liga Española.

Thomas Gravesen

 
 

Primo hermano de Slot (inolvidable personaje de Los Goonies) que muy probablemente se equivocó de deporte, o bien nunca llegó a entender el reglamento -ni le interesó-. El Real Madrid lo fichó tomándole por un buen mediocentro defensivo no exento de técnica ni de pegada. Técnica no lo sabemos, pero pegada tenía. Sobre todo contra los delanteros rivales. Gravesen era la clase de jugador al que le preocupaba más derribar al contrario que recuperar la pelota: la imagen de Gravesen pateando repetidamente a Cassano en el suelo durante un entrenamiento se nos quedó clavada en la retina, al igual que el momento en el que inventó el regate más temerario, escalofriante y antiestético que se ha visto en el fútbol español: la gravesinha. No hubo absolutamente ni un sólo partido en el que Gravesen no discutiera a viva voz con los rivales, con el árbitro, con sus compañeros de equipo o con su mujer por el móvil. Algunos rumores apuntan a que sólo recientemente se ha apercibido de que ha sido jugador de fútbol.

Freddy Rincón



Triunfó en Colombia y en Brasil hasta llamar la atención de Jorge Valdano. En el Madrid encontró puerta dos veces en diecinueve partidos, además de un sinfin de insultos racistas por parte de la grada. Lo cierto es que no era mal jugador en absoluto; brilló en dos mundiales y combinaba una buena técnica con unas espectaculares dotes físicas. Lo que es obvio es que no se supo adaptar al fútbol europeo y Ramón Mendoza lo acabó vendiendo al término de su única temporada en España por mucho menos del pastón que se dejó al traerlo. En 2007, la Interpol, nada menos que la Interpol, lanzó una orden de busca y captura contra Rincón, acusado de testaferrato y narcotráfico. Aún está esperando a que se produzca el juicio. Mientras tanto, a sus 46 años, ha regresado al fútbol como jugador en el América de Cali, una prueba de el excelente estado en que se encuentra su bolsillo.

Diego Tristán


Delantero sevillano que en su momento fue una de las mayores revelaciones del campeonato, marcando primero 18 goles en su debut en primera división y anotándose nada menos que el Trofeo Pichichi un par de años más tarde, ya con la elástica del Deportivo de La Coruña. A partir de ahí, todo se fue al garete. A Diego Tristán no le gustaba tanto marcar un gol como enchufarse un cubalibre. La prensa dio buena cuenta de su libertino estilo de vida, que se agravó tras lesionarse en la fase de grupos del Mundial 2002. En una ocasión, Augusto César Lendoiro, presidente del Depor, le preguntó si eran ciertos aquellos rumores sobre sus juergas y sus salidas nocturnas. ¿Pero usted qué quiere, un futbolista o una monja?, replicó Tristán, profesional y cauto hasta la médula. Acabó reciclado en el West Ham, el Livorno y el Cádiz, todos ellos equipos que tardaron exactamente un año en deshacerse de él. A día de hoy se le puede ver en Punto Pelota, enzarzándose en discusiones contra Siro López cada vez que éste le recuerda la poca cabeza que tuvo.

Manuel Canabal

 
Dio el salto a la Primera División con el visto bueno de Fabio Capello. Con 1'95 de estatura, era lógico que metiera muchos goles de cabeza. Por desgracia, su fútbol con los pies aún lo estamos buscando. En España se le recuerda unánimemente como el jugador que más goles ha fallado a puerta vacía. También es un fijo en las listas con los peores fichajes de la historia del Real Madrid. Acabó como trotamundos de la Liga Española, pasando por Valladolid, Alavés, Rayo Vallecano, Málaga y Pontevedra, donde finalmente se retiró con 31 años aquejado de problemas de espalda.

Manteca Martínez


Lo cierto es que podríamos hacer una lista dedicada exclusivamente a fichajes aberrantes de Lendoiro. Recaló en las filas del Depor en 1998, tras brillar sobremanera en la liga Argentina. El día de su presentación en Riazor apareció en una condición física deplorable, lo que dio pie al rumor de que en Argentina habían estafado a Lendoiro, vendiéndole al jugador con vídeos de cinco años atrás. Marcó un único gol en dos temporadas como deportivista, ganándose un cambio de apodo de "Manteca" a "Mantequilla". Puede presumir de haber formado, junto con El Loco Abreu, el peor tándem ofensivo de la historia del Deportivo.

Philippe Christianval


Nos da miedo hasta pronunciar su nombre. Christianval es el hombre del saco, el monstruo del armario, el cuento con que los padres culés amenazan a los niños. A los 22 años fichó por el FC Barcelona a cambio de 6'5 millonazo de euros. El francés había completado un muy buen debut deportivo en el Mónaco. Se suponía que se convertiría en la piedra angular de la zaga del club catalán, muy necesitado de sangre joven en el seno de una gravísima crisis institucional y deportiva. Acabó siendo la piedra angular de la enfermería debido a las constantes lesiones que, por algún motivo, sólo parecían remitir cuando le convocaban en la selección francesa. La grada del Camp Nou exigía su cabeza en bandeja de plata partido tras partido: su promedio de balones perdidos por minuto es equiparable a la media de giros argumentales por minuto en la serie Lost. Y encima era feo. Años más tarde mejoró su rendimiento en el Fulham, y finalmente, tras completar una temporada con el Blackburn Rovers, anunció que se retiraba del fútbol para dedicarse a la joyería, su gran pasión. Es lo más cerca que ha estado Philippe Cristianval de ser una joya del fútbol.

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