domingo, 21 de abril de 2013

Un aficionado culé muere tras tirarse 6 meses cantando el alirón

 
 
La tragedia se produjo ayer a las 23:30 horas en el barrio de Horta-Guinardó. Francesc Granveu, de 46 años, fallecía en el dormitorio de su domicilio en compañía de su esposa. La autopsia ha confirmado la asfixia autoinfligida como causa de la muerte. "No había visto nada igual en mi vida", rezaba el el informe del forense. "No quedaba ni un resto de oxígeno en su cuerpo; ni en pulmones, ni en sangre, ni en las uñas de los pies, que por cierto estaban bastante largas."

Francesc Granveu era un seguidor acérrimo del F.C. Barcelona. Sus amistades afirman que ya en noviembre, hace casi medio año, empezó a cantar el Campions, campions pese a las reiteradas advertencias de sus amigos, que le recordaban que "falta más de media liga y te puedes llevar un disgusto."

Su esposa Marta ha relatado los difíciles seis meses de convicencia desde que su marido decidiera empezar a festejar. "No paraba de cantar aun con la boca llena. Era como si tuviera dos gargantas. Por la noche, ya en la cama, seguía cantando en sus sueños, en los que se mezclaban los cánticos de celebración con épocas de pasados triunfos culés". Durante sus períodos de vigilia, la voz inconsciente de Granveu producía frases incoherentes como 1899, neix un club que porto al cor, Romario deja atrás a Alkorta y supera a Mourinho muérete y goooooool de Ronaldinho!

En ocasiones, según su esposa, intercedían pesadillas en las que, al parecer, Francesc evocaba a Joan Gaspart y a Radomir Antic, "que aunque nadie lo recuerde, llegó a entrenar al Barça." Marta no ha ocultado que la muerte de su marido, aunque trágica, supone un alivio en cierto sentido. "Ya habíamos cambiado varias veces los cristales de casa, que se empeñaban en romperse ante su torrente de voz. Los perros se escondían debajo del sofá, aullando en su desesperación."

El entierro se producirá mañana por la mañana en el tanatorio de Les Corts, donde se ha prohibido terminantemente a los presentes que realicen cualquier tentativa de cantar el himno, ya que el médico forense teme que pueda reanimar el corazón del paciente y resucitarlo para "traer el mismísimo infierno a la tierra."

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